A menos de un mes de la presentación de la nueva consola de Sony, ya casi que miramos a la generación actual de reojo, con desgano. Aunque claro, después leemos o escuchamos declaraciones de falta de retrocompatibilidad, Gaikai, servidores constantes -y miramos a Sim City-, y se nos eriza la piel. Pero aún así es un buen momento para mirar atrás y analizar lo que fue, pero más importante, lo que puede llegar a representar esta generación, que le fue definitivamente esquiva, para la casa de Kaz Hirai.

Cuando la compañía japonesa lanzó al mercado ese camión con acoplado que era la PlayStation 3, con productos “revolucionarios” como Genki para mostrar todo su potencial, la industria ya empezó a darle por perdida la guerra. No ayudó para nada que un año después de puesta la consola en la calle, Sony le mostrara la puerta de salida a su mayor responsable, Ken Kutaragi; y mucho menos el hecho de que cuando empezó a agarrar un poco de envió, sufriese una histórica violación de seguridad de PSN que captó la atención no sólo de la prensa fichinera sino de los todos los medios de noticias del mundo y dañó seriamente su imagen.

Esta generación ha sido complicada para Sony, que apostó a una arquitectura nueva, a un producto de elite, y lo pagó carísimo. Pero con los años, la empresa encontró de a poco el rumbo, aún cometiendo errores groseros y jugando no su propio juego, sino el ajeno, en lugar de apostarle a las cosas que le funcionaban.

El apoyo que le dio a los desarrolladores independientes, que le ofrecieron existosísimos juegos exclusivos; su apuesta por franquicias nuevas y productos extraños que le resultaron redituables económicamente -como Home-; o la creación de un muy críticado sistema de suscripción que tardó en tomar impulso, pero que cuando lo hizo, se volvió en el mejor producto en una relación costo/beneficio, fueron sus puntos más altos.




Muy probablemente el mayor problema de la compañía haya sido, como siempre, la falta de innovación en ciertos aspectos. Move fue la respuesta a la pregunta que nadie hizo, una mera copia de una tecnología rechazada de por sí -y ahí están, llenándose de polvo en repisas alrededor del mundo-; buscó captar segmentos del mercado con juegos que eran viles copias de franquicias ya establecidas; y tuvo muy probablemente -excepto por el desarrollo del personaje de Kevin Butler- la peor campaña de márketing de las tres compañías y de su propia historia con PlayStation 3.

Aún así, quién hubiera pensado alguna vez que hoy, casi siete años después de su salida, con un año menos en el mercado que su competidora directa, la Xbox 360 de Microsoft y a más del doble de precio que la reina de la generación, la Wii, estaría pisando las 77 millones de unidades vendidas alrededor del mundo, superando a la primera y persiguiendo a la segunda, con mucha vida útil todavía -si mantiene el histórico ciclo de más de 10 años de su predecesora- con 23 millones de consolas menos. Y aceptémoslo: no se van a vender más Wii, sobre todo con una nueva máquina en el mercado y ya sin el apoyo de ningún estudio - ni siquiera la Wii Mini consiguió darle un soplo nuevo a la consola.

Las ventas de PlayStation 3, como fueron en su momento las de su hermana mayor la PS2, han mantenido un ritmo constante -pero claro, mucho menos pronunciado-, cuando en comparación, la consola de Nintendo entró en su quinto año en una meseta de la cual ya no va a salir. ¿Podría entonces, en el largo plazo, cumplir Sony con su promesa y alzarse con el título de consola de mesa mejor vendida...? ¿Podría Sony ganar tres de tres generaciones? PlayStation no imprime dinero como Wii, ¿pero imprimirá bonos de deuda a cobrar en diez años?

Si bien mes a mes Microsoft confirma su supremacía en el mercado norteamericano y en general en el Reino Unido, el espectro completo beneficia a Sony, que le pasa el trapo en el planeta Japón y tiene una importantísima base instalada en el continente europeo. Pero lo que es más importante, Sony tiene una importantísima presencia en otras regiones no convencionales -o sea, ninguna de esas tres-: en el ciclo pasado, Sony consiguió, de las 155 millones de PlayStation 2 vendidas, colocar casi 33 millones en fuera de esas zonas, casi un quinto de las ventas.

También hay que considerar que a más de seis años de haber salido la consola, Sony todavía no hay conseguido reducir el precio debajo de la barrera psicológica de los 200 dólares - de hecho, es loquísimo que hoy la PlayStation 3 es más cara de lo que fue la Wii en su salida. La PlayStation 2 consiguió mantener el impulso a base de bajas sistemáticas de precio desde su salida a 299, con una baja inicial de 100 dólares, y luego varios recortes menores a 179, 149, 129, y tres años después, recién en el 2009, a los míticos 99 dolares. Y dependiendo del costo de los componentes, Sony todavía tiene mucho resto - no sorprendería a nadie una baja a 200 dólares previa a la salida de PlayStation 4.

Varios analistas coinciden en que la consola podría llegar a vende 94 millones de unidades para el 2016, pisando prácticamente las 100 millones de Wiis que se estiman para ese entonces.

Sony empezó corriendo desde atrás, y puede terminar mirando a todos desde arriba, como estaba acostumbrado a hacer.

En el 2016 hablamos.


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Fuente: loaded.vg
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