Luckis
21/04/2006, 14:28
Capitulo 1: Traedor de tormentas
De los diarios de Zauriel, primera entrada:
No recuerdo nada mas que aquella ola de fuego oscuro corriendo sobre un cuerpo que aun no era cuerpo, las manos de Shillen, casi como un abrazo de hielo, una tomándome y alzándome hacia arriba, pero no hacia el cielo, sino desde los mundos subterráneos, hacia una ciudad que no conoce el cielo ni la luz del sol, que vive en las raíces de la montaña y se nutre de todo lo que es oscuro.
Y luego unas ultimas palabras, una voz helada, que resonaba en mi alma con el frío de la escarcha…
“Salve, retoño de la oscuridad, te doy al mundo, como antes, como siempre. Tu destino y tus acciones, mías para siempre, aquí y ahora, para goce de nuestra raza de la noche, y detrimento de la luz, a la cual te encargo, como a tus hermanos, de apagar en breve soplido, como si nunca hubiera existido. Tu nombre, como lo fue alguna vez de un santo portador de las espadas… será Zauriel”
Nacido de la oscuridad, mi memoria nace en el momento en que doy mis primeros pasos. Shillen ahora esta debajo mío, mirando anhelante y congelada con su brazo en alto, como cuando me trajo al mundo. Recuerdo entonces mis primeras palabras, ver a otros como yo pasar por mi lado, sus almas, mas no sus palabras, susurrándome una amarga bienvenida. Veo un mago que por primera vez invoca sus poderes sobre mí, llenándome el pecho de poder y las piernas de agilidad. Y luego, el conocimiento de otras razas, otros mundos, por primera vez, cuando, al recorrer temeroso mi ciudad, entraría a aquella pequeña habitación, donde dos o tres seres tan pequeños de estatura como rebosantes de curiosidad y buenas maneras, se dirigieron a mi.
“Te hemos estado esperando, Zauriel, hijo de la oscuridad” dijo uno de ellos al verme.
“Y lo hemos hecho por mandato de otro”
No comprendía, quien podía saber de mi incluso antes de nacer?
“Tu mente es joven, pequeño elfo” dijo con gruesa voz aquel enano. “y eres exactamente como aquel nos dijo que serias”
“Veras” continuo “Te contare esta historia, desde y hasta donde aquel Caballero nos dijo que lo hiciéramos, y así comprenderás la deuda que tienes con aquel gallardo elfo…”
“Fue un día de lluvia que vino aquí, uno como tantos otros, envuelto en una capa de tierras lejanas, tejida y hebrada como solo los humanos saben. Su rostro estaba casi invisible tras la sombra que la capa le brindaba, y esta estaba ya mojada y vieja. Allí entendimos que este hombre tenia ya muchas leguas sobre los hombros, y decidimos tomarlo como huésped.”
“Gracias, nobles mercaderes” susurro con una voz de ángel, al recibir aquel cubo con ron. “El viaje hasta aquí me ha llevado ya incontables días, y mi cansancio crece con cada paso. No reniego de haber tomado la decisión de venir, puesto que los viajes son mi pasión, siempre fui enemigo de los portales y de sus hermosas guardianas, prefiero las leguas a pie, a lomo de dragón, el cielo y el suelo cambiando ante la vista, pero, y aun siendo inmortal, mis fuerzas tienen un limite, he venido aquí con una función, una ultima tarea, y no puedo quedarme mucho tiempo”
“Dicho esto se sentó, y corrió levemente su capa. El brillo de su armadura permanecía intacto, y casi nos ciega con su luz por un momento. El no pareció notarlo, y se soltó de las espaldas dos inmensas espadas, hermosas y brillantes, labradas en plata, acero y bronce, con hojas tan singulares como poderosas, que se retorcían como olas del mar, y terminaban en una punta tan filosa como invisible. Nuestros ojos de enanos voltearon su vista hacia ellas casi hipnotizados, y esto si fue advertido por el. Fue entonces cuando nos lo dijo todo”
“Hahaha, pequeños y curiosos camaradas, veo que su tan renombrada curiosidad sigue al pie como el primer día, Ea, adelante, pueden ver estas espadas, estúdienlas y hagan sus planos, para que todo ser vivo recuerdo que por sus ondeantes hojas ha pasado mas de una sangre, que estas hermanas han traído tormentas mas de una vez sobre los infortunados, y ya no lo harán de nuevo”
Incluso debajo de su densa capa, su mirada cambio, su vista bajo al piso, y sus palabras fueron entonces oscuras.
“Cada una de esas sangres aun pesa en mi conciencia, pequeños, el camino del poder y la furia, de la sangre y el fuego y el agua, fue el que mi raza me predestino. Por incontables eones de inmortalidad, mis poderes se fueron templando, creciendo, mi brazo fue más fuerte y mis piernas más ágiles. Mas, la duda siempre enveneno mi mente, ya que, pequeños amigos… que es el poder? De que sirve? Quien nos da el derecho de levantar nuestras espadas contra otros, solo por mero dictamen de nacimiento?”
Un trueno sonó en la lejanía del cielo, tan fuerte que se escucho incluso aquí, debajo de la tierra.
“Ya no soy mas el que era, he encontrado para mi un nuevo destino, un destino de poesía, de viajes, un destino de sombras de árboles y nuevos soles. Amigos míos, he de pedirles un ultimo favor, antes de partir para siempre. Destruyan estas espadas, destruyan esta armadura, porque de ellas ya no necesito, ni quiero necesitar. Con sus restos, nacerá algo nuevo, por sus manos. Dentro de muy poco tendrán en sus puertas a uno de los tres santos de las espadas reencarnado, El mítico Zauriel, ángel vengador, se halla ahora en el éter oscuro de este lugar, esperando nacer de nuevo. Denle este mensaje cuando llegue, mis esperanza, pequeños amigos, recaen en ustedes:”
“Serás un santo de las espadas, mas, si mis esperanzas tienen buen puerto y mi fe sirve de algo, no recaerás en ellas ni te convertirás en lo que su destino le dice que es. Si mi fe es cierta, entonces mi propia presencia aquí es testigo de que tu destino es lo que tú te forjas para ti. Mi joven y aun no nacido santo, en tus manos dejo la esperanza de que tu vida sea de tu elección, como lo fue la mía para mi.”
Escuche todo esto con atención, lagrimas brotaron de mis ojos recién nacidos por primera vez. Mi padre, el que me dejaba su legado, su mensaje….
El enano entonces se volteo hacia una de sus cajas, y entonces saco algunas cosas.
“El dejo esto para ti, joven elfo” dijo, y arrojo al suelo delante mío…
Era una armadura, no una armadura, más bien, una vestidura liviana, aunque dura y resistente, la tome y me vestí con ella, y sentí una rara sensación de conformidad…
“Y también esto” dijo el enano, por lo que voltee y lo vi en sus manos
Era un arco, un hermoso arco, brillaba con un tenue brillo azul, y tenia formas hermosas y agudas. Cuando lo tome, era liviano, casi sin peso, y manejable.
“Mi pequeño elfo” dijo el enano “Este es tu legado”
“Gracias” le conteste “Ahora entiendo lo que mi padre quería. Con este arco entrenaré y me haré poderoso como el, y un día, el mandato de shillen se cumplirá, y mis brazos caerán sobre aquellos que veneren la luz!”
El enano respingo por la nariz
“No has entendido nada” me dijo “eso no era lo que el quería”
“Y el no era tu padre”
Abrí los ojos asombrado, y el enano siguió con su historia.
“Accedimos a hacer lo que el decía. Y luego de un rato largo en el taller, el guerrero observaba como sus espadas eran destruidas por nuestros martillos sin el menor atisbo de lamento. Cuando la tarea estuvo terminada. Fue cuando dijo”
“Ahora es el turno de la armadura.” Y bajo la vista “Observen, pequeños, pues esta es la ultima vez que estos bronces verán el mundo!”
“Y diciendo esto, tiro de su capa para dejar al descubierto su cuerpo por primera vez, su armadura pesada brillo entonces, adornada con dibujos milenarios, nunca rasgada por ninguno de los golpes de arma que recibió durante cientos de años, brillo entonces cegando nuestros ojos. Por encima de su hombro se elevo un pequeño objeto que brillaba flotando en el aire, este se movió, y una luz envolvió al guerrero, reconfortándolo.”
“Gracias, cubo, hasta siempre” “dijo, y el objeto se elevo y se desvaneció.
Pero… brillar? Pensé.
“Los elfos oscuros no brillamos, solo reflejamos la luz que nos toca rara vez el cuerpo, como podía ser que brillase?” Le pregunte inocentemente al enano.
El sonrió levemente.
“Al fin lo entiendes, joven” dijo. “El nombre de aquel guerrero era Luckis, y era un elfo de la luz”
No pude contener el asombro, y caí sentado al suelo, desconcertado, luego, al momento, sentí rabia y quise arrancarme las ropas de mi cuerpo, pero el enano me detuvo con su mano.
“Por favor, joven elfo” dijo “Ese era el mensaje que el quería darte, no lo entiendes? El era quien destroza las espadas, y le da un arco a un santo de las espadas. No he de explicarte todo aquí, lo iras entendiendo poco a poco, pero te ruego, si algo puede rogar este humilde comerciante, usa estas ropas, y este arco, busca tu propio destino y no el de tus estrellas.”
Cuando levante el arco en ese momento, y Salí de aquel lugar, al mundo por primera vez, inexperto y débil, me di cuenta que lo que fuera que me esperaba, lo afrontaría bajo mis propios términos. Si uno de los de mis antitesis, mis enemigos de por vida y por eternidad, era capaz de hacer eso por mi, de nada valen las guerras y batallas por causas de razas o dioses.
Al salir a la puerta, por mi lado paso veloz un hermano oscuro, con una armadura negra como la noche, y un inmenso arco en sus manos, el poder y la sabiduría de la guerra se veían en sus ojos, que me miraron recios por un instante, y los míos, jóvenes y recién nacidos, no pudieron mantener la mirada, comprendí entonces su grandeza entre los nuestros.
Entonces el, puso una de las puntas de su arco por debajo de mi mentón, y levanto mi cara con el, en un gesto gentil, no brutal, casi como si su arco fuera parte de su cuerpo, extension de sus brazos, y no un arma sangrienta. En ese momento me miro con gentileza casi desahogando alguna tristeza que tuviera guardada, y me dijo algo.
“Salve, joven hermano, por los ideales, sean cuales sean, por la lucha y las leguas caminadas, por la perfección, y la sabiduría, por nuestro propio destino. Me llaman G4mbit, y nos volveremos a ver”
Mientras caminaba sereno, alejándose, y mientras otros rostros volteaban hacia el, algo en mi cabeza estallo como un torrente, y sentí un camino abrirse ante mi, mi propia elección, y de nadie más.
Escribo hoy mi historia, porque ese es el mensaje que mi legado me dejo, y que dejare como legado, cuando llegue mi momento. Busco aun a Luckis, mi mentor, pero se que es probable que jamás lo vea, mis preguntas deberán esperar o contestarse a ellas mismas con el paso del tiempo.
Decidí por mi mismo no correr el camino del santo de las espadas, no seguir los mandatos de los mismos dioses.
Por ahora, corro con rapidez el camino del guerrero-poeta, el del arquero, donde la batalla se gana no por la fiereza o poder de las armas, sino por la concentración, la paz interior, la destreza y la armonia.
Como los de la tierra del norte, peleo y escribo, mato con la flecha solo por la vida, y vivo con la pluma, contando mi vida como en esta carta, con la esperanza de forjar mi propio destino, y uno para todos en este mundo, de paz, y cooperación, ese es mi legado. Y este es el comienzo de mi historia.
De los diarios de Zauriel, primera entrada:
No recuerdo nada mas que aquella ola de fuego oscuro corriendo sobre un cuerpo que aun no era cuerpo, las manos de Shillen, casi como un abrazo de hielo, una tomándome y alzándome hacia arriba, pero no hacia el cielo, sino desde los mundos subterráneos, hacia una ciudad que no conoce el cielo ni la luz del sol, que vive en las raíces de la montaña y se nutre de todo lo que es oscuro.
Y luego unas ultimas palabras, una voz helada, que resonaba en mi alma con el frío de la escarcha…
“Salve, retoño de la oscuridad, te doy al mundo, como antes, como siempre. Tu destino y tus acciones, mías para siempre, aquí y ahora, para goce de nuestra raza de la noche, y detrimento de la luz, a la cual te encargo, como a tus hermanos, de apagar en breve soplido, como si nunca hubiera existido. Tu nombre, como lo fue alguna vez de un santo portador de las espadas… será Zauriel”
Nacido de la oscuridad, mi memoria nace en el momento en que doy mis primeros pasos. Shillen ahora esta debajo mío, mirando anhelante y congelada con su brazo en alto, como cuando me trajo al mundo. Recuerdo entonces mis primeras palabras, ver a otros como yo pasar por mi lado, sus almas, mas no sus palabras, susurrándome una amarga bienvenida. Veo un mago que por primera vez invoca sus poderes sobre mí, llenándome el pecho de poder y las piernas de agilidad. Y luego, el conocimiento de otras razas, otros mundos, por primera vez, cuando, al recorrer temeroso mi ciudad, entraría a aquella pequeña habitación, donde dos o tres seres tan pequeños de estatura como rebosantes de curiosidad y buenas maneras, se dirigieron a mi.
“Te hemos estado esperando, Zauriel, hijo de la oscuridad” dijo uno de ellos al verme.
“Y lo hemos hecho por mandato de otro”
No comprendía, quien podía saber de mi incluso antes de nacer?
“Tu mente es joven, pequeño elfo” dijo con gruesa voz aquel enano. “y eres exactamente como aquel nos dijo que serias”
“Veras” continuo “Te contare esta historia, desde y hasta donde aquel Caballero nos dijo que lo hiciéramos, y así comprenderás la deuda que tienes con aquel gallardo elfo…”
“Fue un día de lluvia que vino aquí, uno como tantos otros, envuelto en una capa de tierras lejanas, tejida y hebrada como solo los humanos saben. Su rostro estaba casi invisible tras la sombra que la capa le brindaba, y esta estaba ya mojada y vieja. Allí entendimos que este hombre tenia ya muchas leguas sobre los hombros, y decidimos tomarlo como huésped.”
“Gracias, nobles mercaderes” susurro con una voz de ángel, al recibir aquel cubo con ron. “El viaje hasta aquí me ha llevado ya incontables días, y mi cansancio crece con cada paso. No reniego de haber tomado la decisión de venir, puesto que los viajes son mi pasión, siempre fui enemigo de los portales y de sus hermosas guardianas, prefiero las leguas a pie, a lomo de dragón, el cielo y el suelo cambiando ante la vista, pero, y aun siendo inmortal, mis fuerzas tienen un limite, he venido aquí con una función, una ultima tarea, y no puedo quedarme mucho tiempo”
“Dicho esto se sentó, y corrió levemente su capa. El brillo de su armadura permanecía intacto, y casi nos ciega con su luz por un momento. El no pareció notarlo, y se soltó de las espaldas dos inmensas espadas, hermosas y brillantes, labradas en plata, acero y bronce, con hojas tan singulares como poderosas, que se retorcían como olas del mar, y terminaban en una punta tan filosa como invisible. Nuestros ojos de enanos voltearon su vista hacia ellas casi hipnotizados, y esto si fue advertido por el. Fue entonces cuando nos lo dijo todo”
“Hahaha, pequeños y curiosos camaradas, veo que su tan renombrada curiosidad sigue al pie como el primer día, Ea, adelante, pueden ver estas espadas, estúdienlas y hagan sus planos, para que todo ser vivo recuerdo que por sus ondeantes hojas ha pasado mas de una sangre, que estas hermanas han traído tormentas mas de una vez sobre los infortunados, y ya no lo harán de nuevo”
Incluso debajo de su densa capa, su mirada cambio, su vista bajo al piso, y sus palabras fueron entonces oscuras.
“Cada una de esas sangres aun pesa en mi conciencia, pequeños, el camino del poder y la furia, de la sangre y el fuego y el agua, fue el que mi raza me predestino. Por incontables eones de inmortalidad, mis poderes se fueron templando, creciendo, mi brazo fue más fuerte y mis piernas más ágiles. Mas, la duda siempre enveneno mi mente, ya que, pequeños amigos… que es el poder? De que sirve? Quien nos da el derecho de levantar nuestras espadas contra otros, solo por mero dictamen de nacimiento?”
Un trueno sonó en la lejanía del cielo, tan fuerte que se escucho incluso aquí, debajo de la tierra.
“Ya no soy mas el que era, he encontrado para mi un nuevo destino, un destino de poesía, de viajes, un destino de sombras de árboles y nuevos soles. Amigos míos, he de pedirles un ultimo favor, antes de partir para siempre. Destruyan estas espadas, destruyan esta armadura, porque de ellas ya no necesito, ni quiero necesitar. Con sus restos, nacerá algo nuevo, por sus manos. Dentro de muy poco tendrán en sus puertas a uno de los tres santos de las espadas reencarnado, El mítico Zauriel, ángel vengador, se halla ahora en el éter oscuro de este lugar, esperando nacer de nuevo. Denle este mensaje cuando llegue, mis esperanza, pequeños amigos, recaen en ustedes:”
“Serás un santo de las espadas, mas, si mis esperanzas tienen buen puerto y mi fe sirve de algo, no recaerás en ellas ni te convertirás en lo que su destino le dice que es. Si mi fe es cierta, entonces mi propia presencia aquí es testigo de que tu destino es lo que tú te forjas para ti. Mi joven y aun no nacido santo, en tus manos dejo la esperanza de que tu vida sea de tu elección, como lo fue la mía para mi.”
Escuche todo esto con atención, lagrimas brotaron de mis ojos recién nacidos por primera vez. Mi padre, el que me dejaba su legado, su mensaje….
El enano entonces se volteo hacia una de sus cajas, y entonces saco algunas cosas.
“El dejo esto para ti, joven elfo” dijo, y arrojo al suelo delante mío…
Era una armadura, no una armadura, más bien, una vestidura liviana, aunque dura y resistente, la tome y me vestí con ella, y sentí una rara sensación de conformidad…
“Y también esto” dijo el enano, por lo que voltee y lo vi en sus manos
Era un arco, un hermoso arco, brillaba con un tenue brillo azul, y tenia formas hermosas y agudas. Cuando lo tome, era liviano, casi sin peso, y manejable.
“Mi pequeño elfo” dijo el enano “Este es tu legado”
“Gracias” le conteste “Ahora entiendo lo que mi padre quería. Con este arco entrenaré y me haré poderoso como el, y un día, el mandato de shillen se cumplirá, y mis brazos caerán sobre aquellos que veneren la luz!”
El enano respingo por la nariz
“No has entendido nada” me dijo “eso no era lo que el quería”
“Y el no era tu padre”
Abrí los ojos asombrado, y el enano siguió con su historia.
“Accedimos a hacer lo que el decía. Y luego de un rato largo en el taller, el guerrero observaba como sus espadas eran destruidas por nuestros martillos sin el menor atisbo de lamento. Cuando la tarea estuvo terminada. Fue cuando dijo”
“Ahora es el turno de la armadura.” Y bajo la vista “Observen, pequeños, pues esta es la ultima vez que estos bronces verán el mundo!”
“Y diciendo esto, tiro de su capa para dejar al descubierto su cuerpo por primera vez, su armadura pesada brillo entonces, adornada con dibujos milenarios, nunca rasgada por ninguno de los golpes de arma que recibió durante cientos de años, brillo entonces cegando nuestros ojos. Por encima de su hombro se elevo un pequeño objeto que brillaba flotando en el aire, este se movió, y una luz envolvió al guerrero, reconfortándolo.”
“Gracias, cubo, hasta siempre” “dijo, y el objeto se elevo y se desvaneció.
Pero… brillar? Pensé.
“Los elfos oscuros no brillamos, solo reflejamos la luz que nos toca rara vez el cuerpo, como podía ser que brillase?” Le pregunte inocentemente al enano.
El sonrió levemente.
“Al fin lo entiendes, joven” dijo. “El nombre de aquel guerrero era Luckis, y era un elfo de la luz”
No pude contener el asombro, y caí sentado al suelo, desconcertado, luego, al momento, sentí rabia y quise arrancarme las ropas de mi cuerpo, pero el enano me detuvo con su mano.
“Por favor, joven elfo” dijo “Ese era el mensaje que el quería darte, no lo entiendes? El era quien destroza las espadas, y le da un arco a un santo de las espadas. No he de explicarte todo aquí, lo iras entendiendo poco a poco, pero te ruego, si algo puede rogar este humilde comerciante, usa estas ropas, y este arco, busca tu propio destino y no el de tus estrellas.”
Cuando levante el arco en ese momento, y Salí de aquel lugar, al mundo por primera vez, inexperto y débil, me di cuenta que lo que fuera que me esperaba, lo afrontaría bajo mis propios términos. Si uno de los de mis antitesis, mis enemigos de por vida y por eternidad, era capaz de hacer eso por mi, de nada valen las guerras y batallas por causas de razas o dioses.
Al salir a la puerta, por mi lado paso veloz un hermano oscuro, con una armadura negra como la noche, y un inmenso arco en sus manos, el poder y la sabiduría de la guerra se veían en sus ojos, que me miraron recios por un instante, y los míos, jóvenes y recién nacidos, no pudieron mantener la mirada, comprendí entonces su grandeza entre los nuestros.
Entonces el, puso una de las puntas de su arco por debajo de mi mentón, y levanto mi cara con el, en un gesto gentil, no brutal, casi como si su arco fuera parte de su cuerpo, extension de sus brazos, y no un arma sangrienta. En ese momento me miro con gentileza casi desahogando alguna tristeza que tuviera guardada, y me dijo algo.
“Salve, joven hermano, por los ideales, sean cuales sean, por la lucha y las leguas caminadas, por la perfección, y la sabiduría, por nuestro propio destino. Me llaman G4mbit, y nos volveremos a ver”
Mientras caminaba sereno, alejándose, y mientras otros rostros volteaban hacia el, algo en mi cabeza estallo como un torrente, y sentí un camino abrirse ante mi, mi propia elección, y de nadie más.
Escribo hoy mi historia, porque ese es el mensaje que mi legado me dejo, y que dejare como legado, cuando llegue mi momento. Busco aun a Luckis, mi mentor, pero se que es probable que jamás lo vea, mis preguntas deberán esperar o contestarse a ellas mismas con el paso del tiempo.
Decidí por mi mismo no correr el camino del santo de las espadas, no seguir los mandatos de los mismos dioses.
Por ahora, corro con rapidez el camino del guerrero-poeta, el del arquero, donde la batalla se gana no por la fiereza o poder de las armas, sino por la concentración, la paz interior, la destreza y la armonia.
Como los de la tierra del norte, peleo y escribo, mato con la flecha solo por la vida, y vivo con la pluma, contando mi vida como en esta carta, con la esperanza de forjar mi propio destino, y uno para todos en este mundo, de paz, y cooperación, ese es mi legado. Y este es el comienzo de mi historia.