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Luckis
09/06/2006, 12:30
De los diarios de Zauriel:

Sali de Oren a las 6 de la tarde, era curioso que, incluso antes de ponerse el sol en el horizonte, en aquella ciudad lugubre y humeda ya parecia de noche. Las murallas inmensas dejaban tan poco espacio para el dia, que ya la ciudad misma parecia de noche fria y eterna, sus muros cubiertos de rocio y el aire frio, como el que siempre se respira en un campo de batalla ya vacio.

- Oren se mantiene en alerta siempre, pequeño elfo - Me contaba el centinela - Pues siempre esta en el horizonte la certeza de un ataque desde Elmore, o desde la Torre de la Insolencia, lugar maldito. Aqui, muchacho, los niños que ya pueden levantar un costal, levantan la lanza, y las pequeñas, el lugar de agujas para ayudar a sus madres con los bordados, levantan flechas y arcos. Esa es la vida que nos toca vivir, pequeño, por el bien de Aden.

Una vida entera dedicada a la guerra, a esperar una batalla que no sucede, dia tras dia.

Suspire lentamente, senti una gran lastima por la gente de esa oscura ciudad, mientras agregaba otro leño al fuego, y masticaba la carne cocida de un keltir, cazado hace minutos. Me encontre pensando en que la lastima que esta gente me hacia sentir no era nada en comparacion a la que deberia sentir por mi mismo. Ellos nacieron con un destino, y el hecho de no tener mas opciones los ha hecho aceptar aquel destino de paciencia y espera, de espera por la muerte.

Yo en cambio, he renegado de mi propio destino apenas al nacer, ayudado por mi primer mentor, aquel de las dos espadas que me dejo mi nuevo legado, apartando el que Shillen tenia para mi.
Pero al renegar del destino de Shillen, adopte el que Luckis tenia para mi, sin siquiera cuestionar el por que de aceptar lo que planeo para mi alguien a quien ni siquiera conoci, y aun busco en cada viaje, en cada ciudad por la que paso. Y luego, mi maestro, quien ahora me habia dado no solo una nueva direccion, sino tambien conciencia de un destino que, al parecer todos conocen excepto yo.

Y por que los sigo? por que yo, que decidi para mi mismo el camino de las palabras, mas no el de la sangre, bien dentro de mi, siento que por mas que desprecie el camino a mi destino, siempre hay otro camino que seguir, que me lleva a el?

Todo son circulos......


Mire a mi alrededor, era un bosque denso de arboles como nunca los habia visto, y a pesar que la noche lo cubria todo, de los arboles caian pequeños destellos de luz como copos de nieve brillantes, de hermosos colores. Nada se veia excepto el bosque y miles de pequeños caminos enterrandose en el.

Sorprendentemente para mi, logre mantener la calma desde el momento en que supe que estaba perdido aqui, incluso ahora, que estoy sentado en el suelo, alimentandome y escribiendo estas lineas. Y me doy cuenta cuanto le debo a mi maestro, de cuanto me sirve a cada paso que doy su entrenamiento que parecio tan intenso en algunos momentos. Maestro, le ruego, ayudeme a mantener mi mente enfocada, mis piernas rapidas y mis flechas silenciosas, guieme por este valle de belleza y muerte, al destino que usted me indico........

- Mente enfocada, flecha silenciosa - Repetia, susurrando a mi oido, caminando lentamente detras mio, a lo lejos, un keltir pastaba. Su presencia poderosa a mis espaldas me ponia nervioso, el arco temblaba en mis manos.

- Tiembla, pequeño? pues si tiembla, suelta la flecha en el momento en que tu temblor coincida con tu objetivo, si corres por la llanura y debes matar, dispara en el momento en que el cruce de tus piernas te balancee hacia tu objetivo, no importa el cuerpo, no importa el temblor, ni la velocidad, lo que importa es que, en un momento, flecha asesina y carne victima se cruzan, por una fraccion de segundo, y ese es tu momento. Nosotros, Fantasmas de los bosques, vivimos nuestra vida en esa fraccion de segundo. No somos humanos, que se alzan a cielo abierto y disparan decenas de flechas hasta derrumbar al enemigo, no somos elfos de luz, que se escudan es las brillantes armaduras para disparar con tranquilidad. Somos fantasmas, no usamos brillantes armaduras, no dejamos los pies limpios en el suelo. El enemigo nunca nos ve, el enemigo cae asesinado por la noche, asesinado por la oscuridad, asesinado en un instante por un fantasma de la noche, por un Phantom Ranger.

- Phantom Ranger - Suspire, mientras bajaba el arco, el keltir siguio su camino y se interno en los bosques, hacia el camino de la Dark Elven Village.

Mi maestro G4mbit me miro con curiosidad, sin embargo, no descruzo sus brazos ni cambio la postura, lo mire por encima del hombro, y en ese momento a lo lejos una pequeña ave levantaba vuelo por encima de los arboles.

Le sonreí levemente, y justo cuando su mirada cambiaba, sali a la carrera, corriendo agazapado por entre los pastos, mientras mi mano buscaba cruzaba mi pecho buscando una flecha.

- Je... ahi va otra vez - G4mbit sonrio levemente, aun cruzado de brazos.

- Niños...

Se agazapo en el pasto, y salio como disparado detrás mio, el viento se apartaba a su paso, y le pasto a sus costados se sacudia, sus pisadas no se escuchaban, como si volara por encima del suelo. En pocos momentos se me adelantó, y al pasar a mi lado sonrió, casi con alegría, mientras balanceaba su arco por debajo de mis piernas, en un intento por hacerme caer, que apenas consegui esquivar, y me resto algo de velocidad, lo que le basto para sacarme varios metros.

En ese momento, respire, y recorde todas sus enseñanzas, los dias y noches cazando en los bosques, las caminatas que me llevaban horas, bajo el frio de la noche, buscando todas y cada una de las flechas que habia usado durante el dia, para afilarlas durante la madrugada, tiritando ante el fuego de su hogar, en donde en ninguna noche me falto la bebida caliente que el me daba al regresar. Los atardeceres cuando entrabamos a la Villa, cada uno cargando con las presas del otro, asi, yo llegaba apenas pudiendo mantenerme de pie, enterrado bajo los animales que G4mbit habia cazado, mientras que el, con su paso gallardo y lento, cargaba a su costado un par de conejos, y sonreia al verme tambalear por las calles de la Villa.

Recorde que poco a poco, el empezo a entrar a la Villa con cada vez mas presas. Recorde aquel dia que le dije que un dia mis flechas contarian mas victimas que el, recorde que el me miro, y se interno en el bosque por dos horas, al salir, me señalo con la mirada, y ese atardecer tuve que hacer tres viajes a la villa, cargado con mas presas de las que jamas pude contar, mientras el me esperaba en la puerta de la casa, con su ridiculo delantal de cocina, sonriendo y haciendo comentarios con el enano del almacén. Esa noche tampoco me falto la bebida caliente, y un lugar abrigado donde dormir...

Poco a poco, le fui ganando distancia, mis pisadas dejaron de escucharse, y entonces estuve a su lado, nuevamente, corriendo ambos como el viento, el saco una flecha, la puso en su arco, a lo lejos, el ave recien habia hecho unos metros en el cielo, todo habian sido segundos...

Disparo su flecha, como siempre, la cuerda del arco no hizo ruido, y la flecha salio con un zumbido casi inexistente, hacia la victima.

Entonces cargue mi flecha y apunte... con tanta velocidad de nuestra carrera no podia apuntar, no podia pensar, cerre los ojos, y disparé. Mi flecha salio veloz, acercandose a la de G4mbit, hasta que a centimetros del pajaro, la mia golpeó por el centro su flecha, partiendola por el medioy acertando en su objetivo sin embargo, el centro del ala del pajaro, donde no causo mas daño que algunas plumas sueltas.

A algunos metros, cambie de juego con los pies y frené, casi de rodillas. G4mbit hizo lo propio a metros por delante, y cuando incorporamos la postura, se hizo un silencio inquietante.

El quedo de espaldas, yo lo observaba, y a lo lejos, un ave levantaba nuevamente vuelo, el sol empezaba a ocultarse en el horizonte

- Vamos a casa, hemos terminado - Dijo, aun de espaldas

- Si, maestro - Le dije, y me encamine hacia la pradera a buscar mi flecha

- Dejala - Dijo G4mbit

- Maestro? - Dije, desconcertado, el se dio vuelta con una sonrisa

- Tu pronto te iras, pero esa flecha, esa parte de ti, quedara para siempre en estas praderas, pequeño.

Ese dia, entramos caminando lado a lado a la Villa, esa noche, dormi en su hogar por ultima vez.